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Incremento espectacular de la depresión bipolar en los niños

La cifra de niños y adolescentes que sufren depresión bipolar se ha incrementado de forma espectacular entre 1994 y 2003, con un aumento que la doctora Carmen Moreno, de la unidad de Adolescentes del hospital universitario Gregorio Marañón, cifró en un 4.000%. El estudio, que fue presentado en el XI Congreso Nacional de Psiquiatría, pone de relieve que la definición de la enfermedad se complica a medida que disminuye la edad del paciente debido a que los niños aún no han desarrollado sus emociones cognitivas. Entre los síntomas que presentan los más jóvenes están la irritabilidad, disminución del entendimiento escolar y falta de concentración.

El doctor José Manuel Crespo, del hospital de Bellvitge de Barcelona, explicó que la mayor parte de los pacientes adultos presentan esta patología, el 60%, sufren episodios de melancolía mientras que el 26% se consideran depresivos atípicos. Las estadísticas confirman que el suicidio puede llegar a consumarse en el 20% de los casos y que la mayoría de los enfermos diagnosticados se caracterizan por su juventud.

Por otra parte, la doctora Carmen Moreno, del hospital Gregorio Marañón, cuestionó que los criterios clínicos que se están utilizando en Estados Unidos en el diagnóstico del trastorno bipolar, de los que se deduce un impresionante aumento en la población infantil, se correspondan con la realidad o más bien con un sobrediagnóstico.

Fuente: elcorreogallego.es

La depresión postparto se transforma en violencia

Parecen ‘bolitas de algodón’ y, sin embargo, a los pocos días del nacimiento ya son capaces de reconocer la presencia de su madre. Los bebés son extremadamente sensibles a determinados estímulos como las voces, la forma de contacto, etc. Ahora, se vuelve a demostrar que lo que ocurre en los primeros meses de vida es crucial para el desarrollo posterior del niño, pues según un estudio los hijos de mujeres que tras el parto han tenido una depresión son más propensos a ser violentos en su pubertad.

Seguramente que los padres sean los que mejor entiendan los resultados de este estudio donde se relaciona la depresión post-parto con un riesgo elevado de desarrollar un comportamiento violento en la pubertad. Y es que son muchas las madres que comprueban cómo los recién nacidos se ponen nerviosos cuando ellas lo están. Además, existen múltiples teorías donde se explica la importancia de un entorno sano durante el embarazo y en los primeros meses de vida.

Para comprobar el impacto de la depresión postparto en el hijo, investigadores de la Universidad de Cardiff (Inglaterra) llevaron a cabo un estudio con 122 familias que vivían en dos comunidades del sur de Londres.

Las madres fueron entrevistadas durante el embarazo, a los tres meses del parto y cuando su hijo tenía uno, cuatro y 11 años. También se realizaron cuestionarios sobre los síntomas violentos en la pubertad a las madres, profesores y niños.

Tras analizar los datos, se observó que la mayoría de los niños no eran violentos. Sin embargo, aquellos cuyas madres habían estado deprimidas durante los meses posteriores al parto eran más violentos, especialmente si la depresión tuvo lugar en los tres primeros meses tras el parto o al menos una vez después del nacimiento.

La relación entre la depresión post-natal y la violencia a los 11 años de edad fue asociada con niños que presentaban problemas en la ragulación de su atención y emociones, según el estudio. Los pequeños de madres deprimidas estaban también enfadados y distraídos a esa edad y esas tendencias fueron relacionadas con su propensión a la violencia.

Los resultados de éste y otros estudios similares dejan claro que el estado mental de la madre después del parto es un factor de riesgo fácilmente identificable para el desarrollo intelectual y social del niño, según explican los autores del estudio publicado en la revista ‘Developmental Psychology’.

“Aunque parece que la violencia no es un inevitable resultado de la depresión post-parto, está claro que hay más tendencia bajo condiciones de adversidad continuadas. Una temprana y recurrente exposición a la depresión maternal pone a los niños en riesgo de desarrollar conductas violentas”, concluyen.

Fuente: cristianos.com

Depresión Infantil aumenta mientras adultos disminuyen casos

La depresión, el estrés y la angustia no solamente pertenecen al mundo de los adultos, también están presentes en el de los niños, pero en la mayoría de las ocasiones es minimizado, incomprendido o simplemente desconocido, por ello los menores no reciben la atención adecuada y oportuna.

El 10% de las consultas del Servicio Estatal de Salud Mental, son otorgadas a este grupo poblacional, lo que representa que los niños cada vez están más inmersos en este complejo mundo.

De acuerdo con especialistas, la depresión y el estrés en los niños es más evidente en la etapa escolar, principalmente al inicio de clases, o por lo menos los síntomas son más constantes.

El 4% de la población estudiantil, que inicia un ciclo escolar, manifiesta algunos problemas de adaptación a su etapa formativa, los cuales se traducen hasta rechazo a la escuela.

Al respecto, Félix Higuera Romero, director General del Servicio Estatal de Salud Mental, indicó que es importante identificar las señales que expresa el niño, tanto en la escuela como en la casa, sobre las dificultades de adaptación y que se traducen en preocupación excesiva, temores, miedos y angustia anticipada.

INICIO DE CLASES, EL MAYOR TEMOR

La depresión puede ocurrir y presentarse a lo largo de la vida, identificarse desde un niño lactante y las señales son el rechazo al alimento, llanto incontrolable, dificultad para arrullarse e inclusive inestabilidad en sus ritmos biológicos como el sueño o la capacidad para percibir las señales afectivas y expresar reciprocidad ante éstas.

En la etapa preescolar existen otros signos de estado de ánimo depresivo, aunque sigue predominando la irritabilidad, el llanto y quizás el rechazo al alimento, anotó el funcionario médico.

Sin embargo, son pocos los casos que podrían identificarse como depresión, tendría que ser un experto para lograrlo, consideró Higuera Romero.

"Los papás pueden identificar resistencia del niño a entrar a la escuela, rechazo escolar, expresar cansancio, agotamiento, dolor de cabeza y estomago o algún malestar en general, estos signos a veces se atribuyen al peso de la mochila y provocan dolor de espalda", argumentó.

En el salón de clases, el niño presenta dificultad para poner atención, estar concentrado, iniciar o dar continuidad a la tarea que el profesor le ha dejado.

"Entre los factores que también se contemplan en el niño, que recién se incorpora a las actividades escolares, son enfrentarse a los mismos o nuevos compañeros de clases, hacer nuevas amistades, perder amigos, estar sometidos a un reglamento al que no están acostumbrados (principalmente quienes estaban en kinder),cambiar de escuela y de grado", recalcó.

Estas situaciones son el resultado de un prolongado período de relajación de la disciplina, es decir, durante vacaciones, porque hay una modificación del ritmo biológico de dormir y en los hábitos alimenticios.

"Con el inicio de clases viene la reincorporación a los hábitos rutinarios escolares como levantarse más temprano, bañarse y cambiarse en un tiempo muy breve, además, la situación se complica si hay dos o tres hermanos más, porque los padres de familia deben apresurar a sus hijos para que terminen rápido", abundó.

ES PASAJERO, PERO REQUIERE ATENCION

Estas manifestaciones son pasajeras, pero es importante advertirlas para evitar otro tipo de trastornos emocionales como ansiedad, miedos o fobias específicas como hablar en público, exponer frente a clases y angustia demasiado excesiva.

"Si los padres están identificando que el niño está demasiado angustiado o temeroso deben dedicarle un tiempo suficiente y escucharlo para conocer cuál es su versión, percepción o interpretación que tiene de él mismo y del entorno escolar en donde está involucrando", detalló.

Cuando los padres de familia conocen los miedos y temores deben proporcionar al niño confianza, seguridad y sobre todo hacerles ver que contarán con ellos cuando los necesiten, puntualizó Félix Higuera.

Muchos padres no toman en consideración que es muy importante el enseñarle a sus hijos a solicitar ayuda cuando así la necesiten. Si el niño no solicita ayuda, puede ser que el problema se mantenga durante el transcurso del tiempo, no se identifique como tal o se tome como problema de conducta, disciplina o desobediencia.

Fuente: oem.com.mx

Diabetes causa menos daño que la depresión

Ocho de cada diez personas que son atendidas en el Servicio de Psiquiatría de los hospitales del Seguro Social y Abel Gilbert Pontón (del suburbio), de Guayaquil, sufren de depresión.

La cifra refleja solo una parte de la realidad, pues según coinciden los especialistas, estos datos se suelen registrar poco.

Según Gustavo Ramírez Amat, responsable del Servicio de Psiquiatría del Hospital Abel Gilbert Pontón, adonde son derivados los pacientes de los centros de salud públicos, el 80% de las 200 personas que acuden a consulta externa cada mes padecen depresión.

Un estudio de la Organización Mundial de la Salud (OMS) reveló que la depresión es más perjudicial para el organismo que enfermedades crónicas como la diabetes, angina de pecho, la artritis o el asma.

A esta conclusión se llegó luego de una investigación realizada con 245.404 pacientes de varios países.

A diferencia de enfermedades crónicas como la diabetes o artritis, la depresión se considera altamente peligrosa porque además de afectar la salud puede llevar al suicidio a quien la padece.

Este mal también afecta el entorno laboral y familiar y puede ocasionar un desperdicio de recursos médicos, “pues al no detectarse a tiempo tras varias consultas médicas el psiquiatra es el último en atender al paciente depresivo”, afirma Ramírez.

La enfermedad puede llegar a estados críticos y en algunos casos se requiere hospitalización para evitar que la persona ponga en riesgo su vida. “Si la depresión no es atendida a tiempo va avanzando y va dañando estructuras del cerebro como el hipocampo, lo que altera la memoria o puede provocar la demencia”, explica Rocío Álvarez, psicóloga clínica del hospital psiquiátrico Lorenzo Ponce.

Álvarez comenta que cuando el mal ha avanzado se llega a internar a los pacientes.

La especialista comenta que solo en el pabellón donde ella labora se registra entre 10 y 20 pacientes por mes hospitalizados y de ellos el 20% se trata de casos de depresión.

De unos diez mil pacientes que el centro médico atiende al año, entre el 20 y 40% son de personas deprimidas.

Lo preocupante es que la cifra tiende a aumentar en forma progresiva entre los niños y los jóvenes, índice que se ha acelerado por la emigración entre el 2002 y el 2004, agrega.

La opinión es compartida por la psicóloga clínica Mónica Yánez, cuyo trabajo está orientado a la asistencia a niños con problemas depresivos. La médico afirma que la mayoría de los casos de depresión infantil se presentan en niños, hijos de padres emigrantes. De los casos que ella trata, entre el 50 y 70% son chicos con depresión.

BÚSQUEDA DE APOYO
Hay personas que prefieren buscar ayuda a través de una llamada telefónica y recurren a centros como Línea de Confianza, en donde de las 20 a 30 llamadas diarias que se reciben, el 50% son por depresión.

David Aguirre, uno de los cinco psicológos clínicos del centro que funciona desde hace diez años, cuenta que el problema de la depresión en las personas se incrementó desde la crisis financiera de 1999 que llevó a la dolarización de la moneda y a partir de esa fecha se incrementaron en el 300% los casos de personas deprimidas.

Estrés, la causa principal
“El estrés sostenido que no se resuelve puede ser un factor fundamental o el que ocasiona una perturbación en el metabolismo de sustancias neurotransmisores y eso lleva a la depresión, explica el psicólogo Ramírez, del hospital Guayaquil.

El segundo más importante es el genético y se piensa que la contaminación por radiación electromagnética puede ser otra causa, pero no está demostrado, afirma.

En la depresión, un trastorno de carácter bioquímico, hay una serie de sustancias denominadas neurotransmisores como la serotonina, la adrenalina, que están implicadas en el trastorno de carácter depresivo, lo que ocasiona la modificación en el cambio de metabolismo de esas sustancias, que está en investigación.

Tratamiento
Los especialistas destacan como importante que tanto la cuidadanía en general como el propio personal médico deben tener en cuenta que la depresión se trata de un problema de salud, de una enfermedad.

“Cuando se ve un paciente depresivo no cabe el famoso ‘supérate’, ‘recupérate’ o ‘pon de tu parte’ porque no se trata de eso. Lo único que puede sacarlo es el tratamiento adecuado, que implica básicamente atención con medicamentos y en cierto tipo de depresión, cuando ya son casos un poco crónicos, es necesario un tipo específico de terapias denominadas terapia cognitiva, afirma Ramírez.

Otras causas
En los jóvenes la depresión se da por falta de amor, baja autoestima, problemas intrafamiliares.

Más en mujeres
De las llamadas a Línea de Confianza son más la mujeres que buscan ayuda. La mayoría tiene problemas económicos, conyugales, deudas, enfermedades.

Alcoholismo
El alcohol y la droga son una forma de ocultar la depresión entre los hombres de 30 a 50 años, cuyo mal tiene su origen en problemas económicos, afecto, adulterio, conflictos que no saben manejar, frustraciones, etcétera.

Riesgo
El número de casos por depresión se incrementa en épocas como Navidad por la ausencia de un ser amado, la soledad. El factor económico incide antes del inicio del año lectivo.

Consejos
Especialistas recomiendan a quienes padecen de depresión que no se fijen metas difíciles ni adquieran grandes responsabilidades. También dividir las tareas grandes, fíjarse prioridades y hacer hasta donde le sea posible. No esperar mucho de sí mismo; si lo hacen, solo aumentarán su sensación de fracaso. Procurar estar con otras personas.

Actividades
Participar en actividades que les hagan sentir mejor. Por ejemplo, realizar ejercicio ligero, ir al cine, asistir a un evento deportivo o participar en actos sociales sin exceder más de lo necesario.

Fuente: eluniverso.com

Librarse De La Depresion PostParto

La depresión posparto afecta a muchas madres, y según publicaron hace unos tres meses, son más propensas las mamás primerizas de bebés que sufren cólicos del lactante.

Generalmente, todas las mamás sufren un bajón emocional debido a que el cuerpo deja de segregar la gran cantidad de hormonas que producía durante el embarazo, aunque esto es temporal, en esos momentos estás mucho más sensible y puede invadirte un poco el agobio de la responsabilidad y del cambio que acaba de sufrir tu vida, ya nada será como antes, incluso puede resultar difícil encontrar unos minutos para darte un baño.

Conociendo la posibilidad de que este bajón emocional se convierta en una depresión posparto, nada mejor que intentar evitarla y para ello, debes prepararte desde el embarazo.

Tienes nueve meses para pensar y prepararte mentalmente sobre los cambios que se producirán en tu vida, hasta el hábito más simple puede ser alterado.

También puedes empezar a valorar quién puede ayudarte durante esos primeros días en las labores del hogar, si el papá esta en casa genial, pero no suele ser lo más común. Quizá necesitarás en algún momento del día a alguien que te eche una mano y nada mejor que alguien de tu entorno.

Una vez en casa con tu bebé, no quieras ser una supermadre y superesposa, pide ayuda cuando la necesites que no por ello van a pensar que no seas capaz de llevar una familia.

Los primeros días las visitas pueden llegar a ser cansinas y no es algo que tengas que aguantar, tus amigos y familiares comprenderán que prefieras visitas cortas, ya que te encuentras en unos días con muchas novedades y que tienes que adaptarte poco a poco a tu nueva situación.

No aproveches siempre el tiempo para limpiar la casa cuando el bebé esté durmiendo, tú también necesitas descansar y reponer fuerzas. También os sentará muy bien a los dos salir a pasear un ratito, además podrás entablar conversación con otras mamás, seguro que en algún parque las encuentras.

Cuando tu pareja esté en casa tómate un tiempo para ti, te ayudará a sentirte mejor. Y no dejes de encontrar tiempo para compartir con tu pareja, quizá es lo que más te reconforte.

Fuente: bebesymas.com

El ejercicio iguala a los fármacos en el alivio de la depresión

La práctica regular de ejercicio funcionaría tan bien como la medicación para aliviar los síntomas de depresión grave, hallaron investigadores.

En un estudio sobre 202 adultos deprimidos, el equipo observó que aquellos tratados con terapia de ejercicio grupal mejoraron tanto como los pacientes a los que se administraron antidepresivos.

Un tercer grupo que realizó ejercicio en el hogar también obtuvo un alivio de los síntomas, aunque en menor nivel.

Lo más importante, para los autores, es que a los tres grupos les fue mejor que al cuarto grupo que recibió placebo, una píldora inactiva idéntica al antidepresivo.

Mientras que estudios previos sugirieron que el ejercicio puede aliviar los síntomas de depresión, existían críticas porque no habían podido comparar ejercicio con placebo. Esto cuestiona si la terapia en sí causaba los beneficios.

Los nuevos resultados, indicaron los autores, aportan evidencia de que el ejercicio tiene un efecto real sobre la depresión.

Sin embargo, los médicos aún no deberían comenzar a prescribir ejercicio como terapia antidepresiva masivamente. Pero sí a los pacientes motivados a hacerlo, lo que, para los investigadores, sería una opción razonable.

"Si el ejercicio fuera un fármaco, dudo de que recibiese la aprobación de la FDA en este momento", destacó el autor del estudio, el doctor James A. Blumenthal, profesor de Psicología Clínica del Centro Médico de la Duke University, en Carolina del Norte.

"Pero existe cada vez más evidencia de que el ejercicio es una alternativa viable a la medicación, al menos para los pacientes que aceptan la actividad como un potencial tratamiento antidepresivo", dijo el autor a Reuters Health.

El estudio, publicado en la revista Psychosomatic Medicine, incluyó a 202 hombres y mujeres mayores de 40 años con diagnóstico de depresión grave.

Al azar, los autores dividieron a los pacientes en cuatro grupos: uno hizo ejercicio supervisado y en grupo tres veces por semana; otro hizo ejercicio en el hogar; el tercero recibió el antidepresivo sertralina (Zoloft) y el cuarto tomó placebo.

A las 16 semanas, el equipo evaluó los síntomas depresivos.

Al final del estudio, el equipo halló que el 47 por ciento de los pacientes tratados con el antidepresivo no reunían ya los criterios de depresión grave. Lo mismo ocurrió en el 45 por ciento de los que hicieron ejercicio grupal.

En el grupo que hizo ejercicio en el hogar, el 40 por ciento tenía remisión de síntomas, frente al 31 por ciento en el grupo placebo.

Existen varias teorías sobre por qué el ejercicio alivia la depresión.

Por ejemplo, la actividad física afecta ciertas sustancias químicas claves del sistema nervioso, la norepinefrina y la serotonina, que son objetivos de los fármacos antidepresivos, como así también las neurotrofinas del cerebro, que protegen a las células nerviosas de las lesiones y transmiten señales anímicas dentro del cerebro.

El ejercicio aumentaría además los sentimientos de autosuficiencia y promovería el pensamiento positivo. Algunos expertos sostienen que el ejercicio grupal, con su aspecto social, tendría beneficios adicionales.

Aunque al grupo que hizo ejercicio en el hogar le fue mejor que al grupo que recibió placebo, Blumenthal señaló que se desconoce si sería tan efectivo como las clases supervisadas. "El ejercicio en el hogar es más cómodo, pero los pacientes no se esforzarían tanto", dijo el investigador.

Además, Blumenthal agregó que la actividad física supervisada sería más segura para algunas personas, como aquellas con enfermedad cardíaca.

Fuente: buenasalud.com

Ansiedad persiste por más tiempo que depresión tras un aborto

Después de un aborto espontáneo, la depresión disminuiría durante el año siguiente, pero muchas parejas seguirían sintiendo ansiedad por más tiempo, sugirió un nuevo estudio.

"En las parejas que sufren un aborto espontáneo, la ansiedad, más que la depresión, suele ser una carga clínica persistente", dijo a Reuters Health el doctor Grant P. Cumming, del Hospital Dr. Gray, en Elgin, Gran Bretaña.

Pocos estudios intentaron evaluar el efecto emocional a largo plazo del aborto sobre las parejas.

Esto llevó al equipo dirigido por Cumming a analizar la depresión y la ansiedad en las mujeres y sus parejas un mes después de que ellas sufrieran un aborto espontáneo, y a los seis y 13 meses.

Los resultados de la investigación fueron publicados en la revista BJOG.

De las 273 mujeres y los 133 hombres que completaron todas las evaluaciones, el 10 por ciento de ellas y el 4 por ciento de ellos sufrieron depresión el primer mes después del aborto.

A los 13 meses, el equipo identificó depresión en alrededor del 2 por ciento de las mujeres y los hombres.

"Esperábamos hallar niveles más altos de depresión en las mujeres, pero nos sorprendió la rápida disminución con el paso del tiempo", dijo Cumming.

La principal carga psicológica en las mujeres, y en algunos hombres, fue la ansiedad, indicó el investigador.

Durante el primer mes posterior al aborto, el 24 por ciento de las mujeres y el 5 por ciento de los hombres tenían ansiedad.

En la evaluación final, la ansiedad seguía siendo evidente en casi el 16 por ciento de las mujeres y el 4 por ciento de los varones.

Según Cumming, es importante que los médicos traten las secuelas psicológicas negativas del aborto espontáneo y los efectos potencialmente dañinos sobre las relaciones, la salud mental, el trabajo y los embarazos futuros.

Fuente: buenasalud.com

Especialista alerta que la sociedad moderna fomenta la depresión

La sociedad moderna, con sus prisas y exigencias, fomenta la proliferación de la depresión, advirtió el especialista Enrique Rojas, autor del libro "Adiós a la depresión".

Durante la presentación de su obra, en el auditorio de Rectoría de la Universidad Anáhuac, indicó que las estadísticas y la experiencia clínica apuntan a que la depresión, con las alteraciones de la personalidad, se han convertido en los problemas psicológicos más frecuentes.

Destacó que se ha comprobado que la forma de las depresiones ha evolucionado y que a menudo interactúan con otros problemas de tipo nervioso o físico.

El especialista comentó que uno de los rasgos más notables de esa evolución es la tendencia a convertirse en crónicas. La razón es, sin duda, una combinación de factores entre los cuales destaca la ruptura del tejido social tradicional.

Las depresiones, dijo, son un conjunto de enfermedades psíquicas, hereditarias o adquiridas, con una sintomatología determinada a la que se asocian cambios negativos de tipo somático, psicológico (vivencial), conductual, cognitivo y asertivo.

Detalló que la tristeza es el centro de la depresión, ya que se trata de un trastorno que produce un gran dolor moral, una mezcla de infelicidad y desdicha combinada con una total ausencia de expectativas de futuro.

Enrique Rojas comentó que 40 por ciento de los enfermos que son asistidos en consultas médicas generales tienen manifestaciones depresivas de algún tipo. De ahí, subrayó, la importancia de formar médicos generales con una buena preparación psicológico-psiquiátrica.

Muchos pacientes, expuso, comentan en una primera entrevista que llevan más de 10 años con depresión, y señaló que el sufrimiento puede llegar a ser tan profundo que sólo el suicidio se vea como una salida de ese túnel.

Fuente: cronica.com.mx

Autoestima

Muchas veces escuchamos hablar de la autoestima; que alguien la tiene baja o dañada, que otro tiene demasiada, que su problema es su baja autoestima, etc.

Constantemente es utilizado este concepto por profesoras, psicólogas, orientadoras, médicos, etc, ¿pero le damos la real importancia a esta palabra y lo que implica?.

Tengo la sensación de que se ocupa mucho pero no se le da su lugar en nuestro diario vivir. No hemos advertido como un mal desarrollo de ella o por falta de estimulación, en algunas personas, trae grandes deterioros en su trabajo, colegio, en las relaciones interpersonales, en el respeto a sí mismo, en sus autoevaluaciones.

Consideramos Autoestima como un juicio personal sobre el propio valor, que se expresa en las actitudes que el individuo tiene hacia sí mismo. Dicho juicio conlleva a una autovaloración, con sus distintos matices, en términos de positito o negativo, malo o bueno, aceptable o rechazable, capaz e incapaz, bonito o feo, entre otros. Entonces vamos a enjuiciarnos, de esta manera, en distintos aspectos :

  • En nuestros atributos personales: como valoramos nuestras capacidades, la apariencia física, aptitudes, logros, etc. Lo que se expresa en nuestra forma de enfrentar la vida diariamente, en como nos paramos frente al mundo y las personas que nos rodean, en como nos sentimos con nosotros mismos.
  • En nuestra forma de relacionarnos: como evaluamos nuestra capacidad para contactarme con otros y sentirme cómodo; nuestras amistades, la relación con amigos, jefes, conocidos. La facilidad que tengo o no para relacionarme con otro y disfrutar con ellas. Incluye el cómo percibo que los demás recepcionan mi compañía y cercanía.
  • En el poder que creemos tener: cuanto poder tenemos para influenciar sobre mi propia vida personal Lo cuál va a determinar si me atrevo o no a tomar decisiones, a llevar a cabo alguna actividad, a hacerme respetar o valer, a aceptar nuevos desafíos y a equivocarse.
Es así como personas que tienen un juicio de sus capacidades como negativo, incapaz, lo mas probable es que no se atreva por ejemplo, a pedir un aumento desueldo a pesar de que lo merece y es eficiente en su trabajo, a pedir cuando necesita, a poner límites a las personas, a decir no, entre otras cosas.

Por la resonancia que tiene la autoestima en nuestras vidas, es que invito a quienes lean este artículo, que revisen la propia y las de sus hijos. Si ven dificultades pregunten, lean y si les preocupa, consulten. Mientras antes podamos estimular su buen desarrollo, menos es el tiempo en que el niño o adulto sufre y se siente mal.

Fuente: orientame.cl

Depresión encubierta en adolescentes

La depresión encubierta en adolescentes es un problemas habitual a menudo no detectado, en los adolescentes. Para esconder su depresión, y para protegerse del dolor de la depresión, de la soledad y de la carencia de autoestima, muchos adolescentes recurren a malestares somáticos y conducta de actuación (“Acting out”) sin jamás manifestar abiertamente sus sentimientos o expresar sus síntomas emocionales de la depresión.

Sintomatología habitual en la depresión del adolescente

  • Somática
  • Dolor abdominal
  • Vómito
  • Anorexia
  • Bulimia
  • Cefaleas
  • Hipocondriasis
Actuación (“Acting out”)
  • Abuso del alcohol y toxicomanía
  • Agresión, violencia, peleas, arranques de cólera
  • Hurto
  • Escapismo
  • Actos de prepotencia
  • Mentir
  • Delinquir
Muchos de estos trastornos de conducta podrían reflejar “desviaciones” del desarrollo de carácter transitorio, pero cualquier dificultad que se prolonga varios meses, que afecta la conducta del adolescente en distintos ámbitos (colegio, hogar, diversiones) y que tiene fuerte influencia en la vida familiar debe recibir una rápida atención. Debe especialmente tratar de determinarse si se ha producido o no una pérdida –o una percepción de pérdida por el niño-, como también cualquier expresión de sentimientos de depresión de una manera más directa. A menudo es necesaria la intervención de un psiquiatra para ayudar al adolescente a que encuentre mejores formas de manejar estos sentimientos.

A raíz del elevado riesgo de suicidio que presentan los pacientes con actuaciones de violencia por la depresión, debe tenerse en cuenta la depresión como diagnóstico diferencial de los adolescentes con trastornos de conducta y malestares orgánicos inexplicables.

Fuente: depresion.psicomag.com

Suicidio Adolescente

¿Qué es el comportamiento suicida?

El comportamiento suicida se define como la preocupación o acción orientada a causar la propia muerte de manera voluntaria. El intento de causar la propia muerte es esencial en esta definición. El pensamiento suicida hace referencia a ideas de cometer suicidio o el deseo de quitarse la propia vida. El comportamiento suicida hace referencia a las acciones concretas realizadas por quien está pensando o preparándose para provocar su propia muerte. El intento de suicidio normalmente hace referencia a una acción orientada a provocar la propia muerte que no logra su objetivo. El suicidio hace referencia a haber causado intencionalmente la propia muerte.

¿Cuáles son las causas del intento de suicidio en los adolescentes?

La adolescencia es un período del desarrollo de mucho estrés lleno de cambios muy importantes: cambios en el cuerpo, cambios en las ideas y cambios en los sentimientos. El intenso estrés, confusión, miedo e incertidumbre, así como la presión por el éxito, y la capacidad de pensar acerca de las cosas desde un nuevo punto de vista influye en las capacidades del adolescente para resolver problemas y tomar decisiones. Para algunos adolescentes, los cambios normales del desarrollo, a veces acompañados por otros hechos o cambios en la familia como el divorcio o la mudanza a una nueva comunidad, cambios de amistades, dificultades en la escuela u otras pérdidas, pueden causar gran perturbación y resultar abrumadores. Los problemas pueden apreciarse como demasiado violentos o difíciles de sobrellevar. Para algunos, el suicidio puede parecer una solución. Del 12 al 25 por ciento de los niños mayores y adolescentes experimentan algún tipo de idea acerca del suicidio (pensamiento suicida) en algún momento. Cuando los sentimientos o pensamientos se vuelven más persistentes y vienen acompañados de cambios en el comportamiento o planes específicos de suicidio, el riesgo de un intento de suicidio se incrementa.

¿Qué se sabe acerca del suicidio adolescente?

En las últimas décadas, la tasa de suicidio en los jóvenes se incrementó de manera significativa. En 1997, el suicidio fue la tercera causa principal de muerte en jóvenes de 15 a 24 años de edad, y la tercera causa principal de muerte en niños de 10 a 14 años de edad. Según el Instituto Nacional de la Salud Mental (National Institute of Mental Health, NIMH), los resultados de la investigación científica establecen lo siguiente:

  • Se estima que hay de ocho intentos de suicidio por cada suicidio concretado, y la proporción es aun mayor entre los jóvenes.
  • Los principales factores de riesgo para el intento de suicidio en los jóvenes son la depresión, el abuso de sustancias y los comportamientos agresivos o perturbadores.
En un llamamiento a tomar medidas para la prevención del suicidio hecho por el Jefe del Servicio de Sanidad de Estados Unidos (U.S. Surgeon General) en 1999 se informó lo siguiente:
  • Los suicidios con armas de fuego representaron el 63 por ciento del incremento de la tasa global de suicidios desde 1980 hasta 1996, en el grupo comprendido entre los 15 y los 19 años.
  • Los hombres menores de 25 años tienen mayor probabilidad de suicidarse que sus pares mujeres. En 1996, la proporción entre ambos sexos para el grupo comprendido entre los 15 y los 19 años fue de 5 a 1 (hombres respecto de mujeres).

Los Centros para la Prevención y el Control de las Enfermedades (Centers for Disease Control and Prevention, su sigla en inglés es CDC) informan lo siguiente:
  • Los hombres tienen una probabilidad cuatro veces mayor de morir a causa de suicidio que las mujeres.
  • Sin embargo, las mujeres tienen mayor probabilidad de intentar el suicidio que los hombres.
¿Cuáles son los factores de riesgo del suicidio?

Los factores de riesgo del suicidio varían de acuerdo a la edad, el sexo y las influencias culturales y sociales, y pueden modificarse a lo largo del tiempo. Por lo general, los factores de riesgo del suicidio se presentan combinados. A continuación, se incluyen algunos de los factores de riesgo que pueden presentarse:
  • Uno o más trastornos mentales diagnosticables o trastornos de abuso de sustancias.
  • Comportamientos impulsivos.
  • Acontecimientos de la vida no deseados o pérdidas recientes (por ejemplo, el divorcio de los padres).
  • Antecedentes familiares de trastornos mentales o abuso de sustancias.
  • Antecedentes familiares de suicidio.
  • Violencia familiar, incluido el abuso físico, sexual o verbal/emocional.
  • Intento de suicidio previo.
  • Presencia de armas de fuego en el hogar.
  • Encarcelación.
  • Exposición a comportamientos suicidas de otras personas, incluida la familia, los amigos, en las noticias o en historias de ficción.
Señales de aviso de sentimientos, pensamientos o comportamientos suicidas:

Muchas de las señales de aviso de posibles sentimientos suicidas son también síntomas de depresión. La observación de los siguientes comportamientos ayuda a identificar a las personas que pueden encontrarse bajo el riesgo de intento de suicidio:
  • Cambios en los hábitos alimenticios y del sueño.
  • Pérdida de interés en las actividades habituales.
  • Retraimiento respecto de los amigos y miembros de la familia.
  • Manifestaciones de emociones contenidas y alejamiento o huida.
  • Uso de alcohol y de drogas.
  • Descuido del aspecto personal.
  • Situaciones de riesgo innecesarias.
  • Preocupación acerca de la muerte.
  • Aumento de molestias físicas frecuentemente asociadas a conflictos emocionales, como dolores de estómago, de cabeza y fatiga.
  • Pérdida de interés por la escuela o el trabajo escolar.
  • Sensación de aburrimiento.
  • Dificultad para concentrarse.
  • Deseos de morir.
  • Falta de respuesta a los elogios.
  • Aviso de planes o intentos de suicidarse, incluidos los siguientes comportamientos:
  • Verbaliza: "Quiero matarme" o "Voy a suicidarme".
  • Da señales verbales como "No seré un problema por mucho tiempo más" o "Si me pasa algo, quiero que sepan que ...".
  • Regala sus objetos favoritos; tira sus pertenencias importantes.
  • Se pone alegre repentinamente luego de un período de depresión.
  • Puede expresar pensamientos extraños.
  • Escribe una o varias notas de suicidio.
Las amenazas de suicidio significan desesperación y un pedido de auxilio. Siempre se deben tener en cuenta muy seriamente los sentimientos, pensamientos, comportamientos o planes de suicidio. Todo niño o adolescente que expresa ideas de suicidio debe ser sometido a una evaluación inmediatamente.

Las señales de aviso de sentimientos, pensamientos o comportamientos suicidas pueden parecerse a las de otras condiciones médicas o problemas psiquiátricos. Siempre consulte con el médico de su hijo para el diagnóstico.

Tratamiento para los sentimientos y comportamientos suicidas:

El tratamiento específico para los sentimientos y comportamientos suicidas será determinado por el médico de su hijo adolescente basándose en lo siguiente:
  • La edad del adolescente, su estado general de salud y su historia médica.
  • Qué tan avanzados están los síntomas del adolescente.
  • La seriedad del intento.
  • La tolerancia del adolescente a determinados medicamentos, procedimientos o terapias.
  • Sus expectativas con respecto del riesgo futuro de suicidio.
  • Su opinión o preferencia.
Todo adolescente que haya intentado suicidarse requiere de una evaluación física inicial y tratamiento hasta recuperar la estabilidad física. El tratamiento de la salud mental para los sentimientos, ideas o comportamientos suicidas comienza con una evaluación minuciosa de los acontecimientos de la vida del adolescente ocurridos durante los dos o tres días previos al comportamiento suicida. Una evaluación integral del adolescente y de la familia contribuye a la toma de decisiones con respecto de las necesidades de tratamiento. Las recomendaciones de tratamiento pueden incluir, entre otras, la terapia individual para el adolescente, terapia de familia y, cuando sea necesario, la internación para brindarle al adolescente un entorno supervisado y seguro. Los padres tienen un rol vital de apoyo en cualquier proceso de tratamiento.

Prevención del suicidio:

El reconocimiento y la intervención temprana de los trastornos mentales y de abuso de sustancias es la forma más eficaz de prevenir el suicidio y el comportamiento suicida. Varios estudios han demostrado que los programas de prevención del suicidio con más probabilidad de éxito son aquéllos orientados a la identificación y el tratamiento de la enfermedades mentales y el abuso de sustancias, el control de los efectos del estrés y de los comportamientos agresivos.

El suicidio es un problema de la salud pública trágico y potencialmente prevenible. En 1999, el Jefe del Servicio de Sanidad de Estados Unidos (U.S. Surgeon General) realizó un llamamiento a tomar medidas para la prevención del suicidio mediante la introducción de una estrategia de Conciencia, Intervención y Metodología (Awareness, Intervention, and Methodology, su sigla en inglés es AIM). El plan incluye iniciativas de investigación, conferencias y la evaluación de la eficacia de los programas de prevención actuales. El Centro Nacional para la Prevención y Control de Lesiones (National Center for Injury Prevention and Control, su sigla en inglés es NCIPC) trabaja para aumentar la conciencia del suicidio como un problema serio de la salud pública. Consulte al médico de su hijo para obtener más información.

Fuente: healthsystem.virginia.edu

Depresion Infantil: Niños De Mirada Triste

Hay días en que los niños lloran continuamente, se enojan con frecuencia, no quieren jugar con sus amigos o se desconcentran a la hora de estudiar. Muy pocos padres se preocupan porque saben que puede deberse a un simple resfrío que se está incubando, o al cansancio de un día muy agitado.

Sin embargo, cuando estos estados de ánimo se perpetúan más allá de un par de semanas y se unen a otros síntomas como la disminución de la vitalidad y alteraciones en el sueño y la alimentación, puede tratarse de una enfermedad: la depresión infantil.

Si bien su origen puede obedecer a múltiples factores, lo que no varía
-según explica la psiquiatra infantil Constanza Recart- es que se trata de niños que lo están pasando muy mal, porque tienen una pena o dolor tan grande, que inhibe su desarrollo y altera alguna de las áreas de su conducta habitual, sea social o familiar.

Por esto, una de las señales que no se puede manipular es la mirada. Es una mirada que transmite esa tristeza. Por su parte, la sicóloga Claudia Cambiaso explica que los síntomas van variando dependiendo de la etapa de desarrollo. En los lactantes y hasta los tres años, se producen trastornos en los ritmos básicos, es decir la alimentación y el sueño que pueden aumentar o disminuir.

También se observa apagamiento del pequeño y evitación de la mirada, junto a una mayor irritabilidad y agresividad. Cuando ya se encuentra en etapa escolar, se agregan otros cambios como el aislamiento, no juega con sus pares; disminución de la concentración y rendimiento; baja autoestima, aparición de enuresis (hacerse pipí) y conductas fóbicas como no querer salir de la casa o no soportar despegarse de la mamá.

Pérdida o abandono

La aparición de la depresión puede obedecer tanto a factores individuales como sociales. Vivimos un tipo de vida que facilita el desencadenamiento de esta enfermedad. Colegios cada vez más competitivos y exigentes. Familias menos extensas con ambos padres trabajando fuera, debilitándose los vínculos afectivos y la comunicación. Mayor individualismo que se traduce en falta de grupos o redes de apoyo.

Esto no significa que todos los niños se enfermen de depresión. Son factores de riesgo que aumentan sus probabilidades, pero no la determinan. La depresión de uno de los padres o familiar directo eleva las posibilidades de sufrirla, puesto que el menor está inserto en un sistema que tiende a ella.

También la falta de contacto afectivo, que se puede traducir en sensación de abandono y baja autoestima ya que el niño siente que no es digno de cariño. Tanto en adultos como en niños, generalmente está asociada a pérdidas o abandonos. La muerte o alejamiento de una persona significativa, como el abuelo, hermano o su mascota, así como la separación de los padres, pueden detonar este trastorno. Los cambios de ciudad, colegio o casa también representan pérdidas. A juicio de la sicóloga Cambiaso, poder deprimirse como un proceso donde se elaboran las pérdidas es un logro, pues éstas deben ser experimentadas por el niño. Si a un menor se le muere su abuelo del que era muy regalón, sería preocupante que no manifestara su tristeza. Es lo que se llama depresión adaptativa.

Aquí la actitud de los padres es clave para que el niño pueda superar su condición. Si lo acogen, comprenden y empatizan con su dolor y pérdida, no será necesario recurrir a una psicoterapia. Por el contrario, si lo critican, ridiculizan o castigan, la enfermedad se agudizará.

En general los niños depresivos suelen ser detallistas, perfeccionistas y exigentes. Esto los lleva a agotarse y frustrarse más, lo que unido a otros factores puede detonar una depresión. Existe también la depresión mayor o severa en la cual los niños muestran prácticamente todos los síntomas y no pueden ser modificados fácilmente. En general son patologías que se arrastran por bastante tiempo y el tratamiento incluye psicofármacos, además de la terapiaindividual y familiar.

Cuando el niño está muy deprimido, los remedios son fundamentales porque levantan el ánimo, bajan el nivel de angustia, comienzan a tener una perspectiva más positiva de sí mismos y de su entorno.

En opinión de la psiquiatra Recart, la recuperación de esta patología es completa. Sin embargo, aumenta el riesgo de reincidencia debido a una forma adaptativa de reaccionar frente a situaciones adversas que ya está incorporada en la biografía del niño. Lo que no quiere decir que será depresivo toda la vida.

Algunos autores afirman que no hay continuidad entre la patología infantil y la adulta.

Cariño protector

La depresión no aparece porque sí, sino que se inserta en una red de relaciones que la hacen posible. Si se abarca esta red y se realizan transformaciones puede mejorarse. La sicóloga Cambiaso recomienda a los padres y profesores bajar el nivel de exigencia y aumentar los refuerzos positivos, porque el menor requiere otro tipo de contacto, más acogedor y amoroso. Realizar actividades recreativas es una buena idea para incentivar el contacto afectivo. A veces sólo basta estar presente en sus juegos o deportes.

También es muy importante expresar abiertamente el cariño, decir y demostrarles lo mucho que se los quiere y lo importantes que son.

Aunque es difícil hablar de prevención en una enfermedad tan compleja, sí hay elementos que protegen frente a situaciones adversas. Una buena armonía familiar, un clima positivo de confianza y acogimiento que estimule la comunicación, son elementos que facilitan la resolución exitosa de conflictos a todos sus miembros. Y lo más importante, que los padres estén atentos a las distintas señales que envíe el niño. Ellos son el factor más relevante en el tratamiento de la depresión infantil, y si buscan ayuda van a poder desarrollar las herramientas que necesitan para sacar de este estado anímico a su hijo.

Factores de riesgo

- Pérdidas o abandonos.
- Altas exigencias tanto familiares como sociales.
- Falta de contacto afectivo.
- Depresión de uno de los padres o familiar directo.
- Falta de redes sociales o grupos de apoyo.

Factores protectores

- Niveles de exigencia adecuados a cada niño.
- Aumentar lo lúdico.
- Buena comunicación.
- Aumentar los refuerzos positivos.
- Tener expresiones abiertas de cariño.
- Que los padres muestren sus emociones y dificultades cotidianas.
- Buena armonía familiar.

Síntomas por edad

0 a 3 años
- Trastornos de los ritmos básicos (alimentación y sueño)
- Apagamiento
- Evitación de la mirada
- Irritabilidad y agresividad

Etapa escolar

- Infelicidad prolongada
- Aislamiento, no juega
- Baja autoestima
- Enuresis (hacerse pipí)
- Irritabilidad
- Conductas fóbicas
- Baja concentración y rendimiento

Los más afectados

Principalmente se presenta en la adolescencia, entre los 12 y 18 años. Durante esta etapa, el joven busca consolidar su identidad y, al mismo tiempo, debe armonizar estas demandas personales con las sociales. Es un período de bastante cambio y crisis en el que no siempre cuentan con apoyo o sustento.
Se da por igual en ambos sexos. A partir de la adolescencia y en la adultez, es más frecuente en las mujeres.

La ocurrencia de la depresión simultáneamente con otras enfermedades

La depresión puede presentarse junta con otras enfermedades. En tales casos, es importante diagnosticar y tratar tanto la depresión como las otras enfermedades.

Investigaciones han demostrado que los trastornos de ansiedad, que incluyen trastorno de estrés postraumático, trastorno obsesivo-compulsivo, trastorno de pánico, fobia social y trastorno de ansiedad generalizada, se manifiestan frecuentemente junto con la depresión.5,6 La depresión se presenta con frecuencia en personas que sufren de trastorno de estrés postraumático, una enfermedad debilitante que puede ocurrir después de una experiencia aterradora en la que ocurrió un daño físico grave o hubo una grave amenaza. Los eventos traumáticos que pueden causar la manifestación del trastorno de estrés postraumático incluyen ataques violentos, tales como violación sexual o robo violento, desastres naturales, accidentes, terrorismo y combate militar. Los síntomas postraumáticos incluyen el volver a experimentar el evento traumático a través de recuerdos con imágenes muy vívidos y pesadillas; aturdimiento emocional, perturbaciones del sueño; irritabilidad; explosiones de cólera; sentimiento intenso de culpa; y evitar recuerdos o pensamientos del evento traumático. En un estudio patrocinado por NIMH, más del 40 por ciento de las personas con trastorno de estrés postraumático también tenían depresión cuando se les evaluó uno a cuatro meses después del trauma occurrido.7

El uso de sustancias tóxicas (abuso o dependencia) con frecuencia también se presenta junto con los trastornos depresivos. Estudios de investigación han revelado que las personas que sufren de alcoholismo tienen una propensidad doble a la de las personas no alcohólicas para sufrir depresión mayor.6 Además, más de la mitad de las personas que sufren de trastorno bipolar tipo I (con manía severa) recurren también al uso de sustancias tóxicas, como el alcohol y las drogas.8

La depresión se encuentra en mayor proporción en personas que sufren de otras enfermedades graves como las enfermedades cardíacas, derrames cerebrales, cáncer, VIH, diabetes y la enfermedad de Parkinson. Algunas veces los síntomas de la depresión se confunden con los síntomas de estas otras enfermedades. Sin embargo, estudios de investigación han demostrado que la depresión, cuando se presenta junto con otras enfermedades, puede y debe ser tratada, y en muchos casos tratar la depresión puede favorecer también el proceso de recuperación de las otras enfermedades.

Los síntomas de depresión y manía

No todas las personas que sufren depresión o manía manifiestan todos los síntomas. Algunos tienen pocos síntomas, mientras que otros pueden tener muchos. La severidad de los síntomas varía de una persona a otra y también puede variar con el transcurso del tiempo.

La depresión

  • Persistente tristeza, ansiedad o sentirse “vacío”
  • Sentimientos de desesperación, pesimismo
  • Sentimientos de culpa, inutilidad, impotencia
  • Pérdida de interés o aplacer en pasatiempos favoritos y actividades que antes disfrutaba, incluyendo las relaciones sexuales
  • Falta de energía, fatiga, sensación de letargo, dejadez o flojera
  • Dificultad para concentrarse y tomar decisiones, mala memoria
  • Problemas de sueño, se despierta muy temprano en la mañana, o duerme demasiado
  • Cambios en el apetito y/o peso
  • Pensamientos de muerte o suicidio, o intentos de suicidio
  • Inquietud, irritabilidad
  • Síntomas físicos persistentes tales como dolores de cabeza, trastornos digestivos y dolores crónicos que no responden a tratamientos de rutina
“Uno no tiene interés en pensar en el futuro porque siente que no hay futuro”.

-Shaun Colten, campeón nacional de salto de trampolín
“No sentía que había descansado. Siempre estaba cansado. Podía dormir de una hora hasta ocho horas y siempre me sentía cansado”.

-Rene Ruballo, oficial de la policía

La manía
  • Exaltación anormal o excesiva
  • Irritabilidad inusual
  • Menos necesidad de dormir
  • Ideas de grandiosidad
  • Aumento en el hablar
  • Pensamientos acelerados
  • Mayor deseo sexual
  • Energía considerablemente mayor
  • Falta de criterio
  • Comportamiento social inapropiado

Los hombres y la depresión

La depresión es un trastorno médico serio pero tratable que puede afectar a cualquier persona, sin importar su edad, grupo étnico, nivel socioeconómico o género. Sin embargo, es posible que la persona afectada, su familia y amigos, e incluso sus médicos no reconozcan y no diagnostiquen la depresión. Para el hombre, en particular, es difícil admitir que tiene síntomas de depresión y solicitar ayuda. Pero la depresión en el hombre es común: en los Estados Unidos cada año los trastornos depresivos afectan a aproximadamente el siete por ciento de los hombres (más de seis millones de hombres).

La depresión se presenta en formas diferentes, al igual que otras enfermedades como las enfermedades cardíacas. Los tres trastornos depresivos principales son: el trastorno depresivo mayor, el trastorno distímico y el trastorno bipolar (trastorno maníaco-depresivo). No todas las personas afectadas por un trastorno depresivo sufren todos los síntomas. Los síntomas y la severidad de éstos pueden variar de una persona a otra y también pueden variar con el transcurso del tiempo.

Los síntomas de la depresión incluyen:
Persistente tristeza, ansiedad o sentirse “vacío”
Sentimientos de desesperación, pesimismo
Sentimientos de culpa, inutilidad, impotencia
Pérdida de interés o placer en pasatiempos favoritos y actividades que antes disfrutaba, incluyendo las relaciones sexuales
Falta de energía, fatiga, sensación de letargo, dejadez o flojera
Dificultad para concentrarse y tomar decisiones, mala memoria
Problemas de sueño, despertarse muy temprano en la mañana, o dormir demasiado
Cambios en el apetito y/o peso
Pensamientos de muerte o suicidio, o intentos de suicidio
Inquietud, irritabilidad

Síntomas físicos persistentes tales como dolores de cabeza, trastornos digestivos y dolores crónicos que no responden a tratamientos de rutina.

Investigaciones y hallazgos clínicos revelan que tanto los hombres como las mujeres pueden desarrollar los síntomas típicos de la depresión. Sin embargo, a menudo los hombres y las mujeres sienten la depresión de manera diferente y pueden enfrentarla de formas diferentes. Los hombres generalmente se quejan de fatiga, irritabilidad, pérdida de interés en el trabajo o pasatiempos favoritos y problemas de sueño, y no se quejan tanto de otros síntomas como sentimientos de tristeza, falta de autoestima y culpabilidad excesiva. Algunos investigadores creen que la definición estándar de la depresión, y las pruebas de diagnóstico basadas en ésta, no representan adecuadamente la enfermedad tal como se presenta en los hombres.

Los hombres tienen más probabilidad que las mujeres de desarrollar abuso o dependencia de alcohol y drogas en el transcurso de sus vidas. Sin embargo, existe debate entre los investigadores respecto a si el uso de sustancias tóxicas, como el alcohol y las drogas, es un “síntoma” de depresión subyacente en los hombres o es un trastorno que ocurre conjuntamente en ellos. No obstante, el abuso de sustancias tóxicas puede ocultar la depresión, haciendo que sea más difícil reconocerla como una enfermedad separada que necesita tratamiento.

Cuando el hombre esta deprimido, en lugar de reconocer sus síntomas de depresión, pedir ayuda o solicitar el tratamiento apropiado, el puede recurrir al alcohol y a las drogas. Otra manera como la depresión se puede manifestar en el hombre es a través de sentimientos de frustración, desánimo, enojo, irritabilidad y por comportamientos violentos o abusivos. Algunos hombres enfrentan la depresión dedicándose a su trabajo de manera compulsiva, tratando de ocultar la depresión de sí mismos, la familia y los amigos. Otros hombres pueden responder a la presencia de una depresión mostrando comportamientos temerarios, es decir arriesgándose y poniéndose en situaciones peligrosas. En los Estados Unidos la muerte por suicidio es cuatro veces más frecuente en hombres que en mujeres, aunque las mujeres tienden a hacer más intentos de suicidio que los hombres. Estudios de investigación indican que con frecuencia el suicidio está asociado con la depresión, por lo tanto el alarmante índice de suicidio en los hombres puede reflejar el echo de que los hombres solicitan tratamiento para la depresión con mucha menos frecuencia. Muchos hombres con depresión no obtienen el diagnóstico y tratamiento adecuados. En muchos casos, dicho tratamiento podría salvarles la vida.

Se necesita hacer más investigaciones para entender todos los aspectos de la depresión en el hombre, incluyendo cómo el hombre responde al estrés y a los sentimientos asociados con la depresión, que hacer para que los hombres con depresión se sientan mas comodos al reconocer estos sentimientos y obtengan la ayuda necesaria, y cómo entrenar a los médicos para que sepan reconocer y tratar mejor la depresión en los hombres. Los familiares, amigos y consejeros que brindan asistencia a los empleados en el lugar de empleo también pueden desempeñar un papel importante en el reconocimiento de síntomas depresivos en los hombres y ayudarles a obtener tratamiento.

Solicite ayuda para la depresión

Si tiene síntomas de depresión o conoce a alguien que los tiene, solicite ayuda. En la mayoría de las ciudades hay lugares donde las personas que sufren de trastornos depresivos pueden ser diagnosticadas y tratadas. Puede obtener ayuda de médicos de familia, de especialistas en salud mental que trabajan en clínicas de salud mental o en clínicas privadas, y de otros profesionales en la salud.

Se ha comprobado que una variedad de tratamientos, inclusive medicamentos y psicoterapias a corto plazo (por ejemplo, terapias de diálogo o plática) son eficaces para combatir los trastornos depresivos: más del 80 por ciento de las personas afectadas por un trastorno depresivo mejoran con el tratamiento apropiado. El tratamiento puede no sólo disminuir la severidad de la depresión, sino que también puede reducir la duración del episodio y puede ayudar a prevenir episodios posteriores de depresión.

Fuente: menanddepression.nimh.nih.gov

Cómo pueden los familiares y amigos ayudar a la persona deprimida

No debe olvidarse que los que rodean a un deprimido también sufren. Generalmente no entienden lo que está pasando, ya que aparentemente no hay motivo para el estado del enfermo.

Es esencial, la adopción de una actitud comprensiva y abierta, que permita que se desarrolle el diálogo y se pueda ir restableciendo la objetividad poco a poco; recordemos que el deprimido suele tener una especial sensibilidad para los aspectos tristes, siendo incapaz de ver los positivos.
Es inútil pedirle a un deprimido que te explique lo que le pasa, no podrá hacerlo, no sabe lo que le pasa. Si se insiste en ello, lo único que se conseguirá, es convencerle más de que no se le entiende, y en algunos casos irritarle. Tampoco se debe pretender argumentarle que vea la realidad con objetividad, no podrá. Hay que entender que no está así por su gusto. Que no servirá de nada que le digamos que se anime o que se involucre en actividades. Lo que suponga un esfuerzo no está de su mano.

Según la gravedad, hay cosas que no puede hacer, como divertirse, por mucho que otros se empeñen, ir a trabajar, viajar, leer, ver televisión, pescar, etc., suelen ser consejos que el deprimido no puede seguir. Lo mejor que pueden hacer las personas que se encuentren cerca de un deprimido, es transmitirle el sentimiento de que se les quiere y de que se tiene interés en ellos, sin agobiarles, y manteniendo una actitud de espera activa, convencidos de que saldrá de su situación. Simultáneamente a lo anterior, deben de tratar que el enfermo acepte la ayuda especializada de un psiquiatra o psicólogo.

Lo más importante que alguien puede hacer por la persona deprimida es ayudarle a que reciba el diagnóstico y tratamiento adecuados. Esto tal vez implique que tenga que aconsejar al paciente para que no deje el tratamiento antes de que los síntomas puedan empezar a aliviarse (varias semanas). Tal vez implique ayudarle a obtener un tratamiento diferente, si no se observa ninguna mejoría con el primer tratamiento. En ocasiones puede requerir que el familiar o amigo haga una cita y acompañe a la persona deprimida al médico. A veces es necesario asegurarse que la persona deprimida esté tomando el medicamento. A la persona deprimida se le debe recordar que obedezca las órdenes médicas con respecto a beber bebidas alcohólicas mientras está medicado. Otra cosa muy importante es dar apoyo emocional. Esto implica comprensión, paciencia, afecto y estímulo. Busque la forma de conversar con la persona deprimida y escucharla con atención. No minimice los sentimientos que el paciente expresa pero señale la realidad y ofrezca esperanza. No ignore comentarios o alusiones al suicidio. Informe al terapeuta si la persona deprimida hace comentarios sobre la muerte o el suicidio. Invite a la persona deprimida a caminar, pasear, ir al cine y a otras actividades.

Persista con delicadeza si su invitación es rechazada. Fomente la participación del paciente en actividades que antes le daban placer, como pasatiempos, deportes, actividades religiosas o culturales, pero no fuerce a la persona deprimida a hacer demasiadas cosas demasiado pronto. La persona deprimida necesita diversión y compañía, pero demasiadas exigencias pueden aumentar sus sentimientos de fracaso.

No acuse a la persona deprimida de simular enfermedad o ser perezosa, ni espere que salga de esa situación de un día para el otro. Con tratamiento, la mayoría de las personas mejora. Tenga eso presente y continúe repitiéndole a la persona deprimida que con tiempo y ayuda va a sentirse mejor.

Fuente: depresion.psicomag.com

Terapia naturista para la depresion

En los últimos años, el uso de hierbas para el tratamiento tanto de la depresión como de la ansiedad ha generado un gran interés. La yerba de San Juan o Corazoncillo (St. John's wort o Hypericum perforatum), que es una hierba muy utilizada en Europa para el tratamiento de la depresión moderada, ha captado recientemente la atención de los estadounidenses. La yerba de San Juan, una planta muy bonita y de crecimiento lento que se cubre de flores amarillas en el verano, ha sido usada durante siglos en muchos remedios naturales y populares.

En Alemania, el Hypericum se utiliza actualmente para el tratamiento de la depresión más que cualquier otro antidepresivo. Sin embargo, la eficacia de esta hierba no se ha aclarado por que los estudios científicos que se han llevado a cabo fueron a corto plazo y utilizaron varias dosis diferentes. La FDA hizo un anuncio oficial para la salud pública el 10 de febrero del 2000.

En este se afirma que la yerba de San Juan parece utilizar una de los procesos metabólicos usados por muchos otros medicamentos. Por ejemplo varios de los medicamentos que se recetan para tratar problemas tales como las enfermedades del corazón, la depresión, las convulsiones, ciertos cánceres y para prevenir los rechazos de transplantes. Por lo tanto, los médicos deben alertar a sus pacientes acerca de estas posibles interacciones farmacológicas.

Cualquier suplemento naturista se debe tomar únicamente después de consultar con el médico u otro profesional de salud capacitado.

Fuente: depresion.psicomag.com

Depresión Postparto

Muchas mujeres, aproximadamente una de cada dos, se sienten un poco llorosas, desanimadas e inseguras en el tercer o cuarto día tras el parto. Es el conocido "maternity blues" o depresión del tercer día que dura de unas horas a un par de días y que pronto desaparece. Desde luego, muchas mujeres se sienten cansadas y un poco desorganizadas cuando regresan a casa del hospital, pero generalmente controlan perfectamente la situación cuando pasa más o menos una semana. Sin embargo, para las madres con una depresión postparto las cosas empeoran día tras día.

La depresión postparto es una de las enfermedades más frecuentes tras el parto ya que afecta a una de cada diez parturientas. Si no se trata adecuadamente puede persistir durante meses e incluso años.La depresión postparto consiste en el desarrollo de una depresión en la madre tras el nacimiento de su hijo.

A veces, esta depresión puede tener una fácil explicación, bien porque el hijo no ha sido deseado o porque no es normal. Sin embargo, en la mayoría de las ocasiones la depresión parece no tener sentido: " Deseaba tanto tener este hijo y ahora que lo tengo me siento completamente desdichada", "¿Qué me está pasando?", "El parto fue magnífico, mucho mejor de lo que esperaba, y todo el mundo se portó maravillosamente conmigo, especialmente mi marido. Yo debería dar saltos de alegría", "Tenía miedo que el bebé tuviera algún defecto al nacer, pero es perfecto", " Entonces, ¿Porqué no lo estoy disfrutando?, Quizás no valgo para ser madre".

Estas mujeres no son unas desagradecidas o unas malas madres sino que están experimentando una de las complicaciones más frecuentes del parto, la depresión postparto, un trastorno que todavía sufren en silencio un gran número de mujeres. Es importante que si usted ha tenido antecedentes de episodios depresivos o cualquier trastorno mental lo haga saber al médico. Muchas mujeres tienen un riesgo alto de deprimirse después del nacimiento de un bebé. En algunas mujeres los cambios hormonales y físicos, así como la responsabilidad de una nueva vida, pueden llevar a una depresión de post parto (DDP). Aunque las madres nuevas comúnmente tienen periodos pasajeros de tristeza, un episodio depresivo severo no es normal y requiere tratamiento. El tratamiento por un médico sensible, y el apoyo emocional de la familia son de importancia vital para que la nueva madre recupere su bienestar físico y mental. El tratamiento devuelve la capacidad para cuidar y disfrutar el niño. Los estudios muestran que más del 30 por ciento de las madres primerizas experimentan depresión clínica y/o ansiedad luego del parto., Algunas piensan que es un estado de locura que lo ven exacerbado por el medio.

Otras creen que es una condición que sólo afecta a las mujeres que no quieren tener hijos o que no son buenas madres o que son débiles. Todavía hay otras que piensan que es algo que solamente le pasa al resto de las mujeres y que a ellas no les va a pasar. Ahora sabemos que estas creencias no son ciertas. La DPP puede afectar a mujeres que están felizmente casadas o que están en permanente conflicto con sus parejas. Puede afectar a mujeres que tienen muchas ganas de quedar embarazadas y a aquellas que quedaron embarazadas de un hijo no deseado. Puede tratarse de mujeres que vienen de familias estables, que las contienen, sin antecedentes de problemas mentales o mujeres con familias disfuncionales que tuvieron episodios de depresión.

Le puede pasar a cualquier mujer, inmediatamente luego del nacimiento del bebé o muchos meses después.

Desafortunadamente, la DPP no ha sido comprendida y por ende mal diagnosticada por mucho tiempo tanto por las madres como por la comunidad médica. Hay muchas razones para esto:
Los médicos están acostumbrados a que haya cambios emocionales durante el período posparto, por lo tanto hay una tendencia a considerar normal el comportamiento materno y probablemente no tomar a las actitudes de la mujer muy seriamente.

Vivimos en una sociedad que no tolera los sentimientos maternos de miedo, ambivalencia y bronca. A veces la expresión de esos sentimientos se interpretan como inapropiados y fuera de control. Las mujeres tratan de superar sus expectativas de madres y cuando no lo logran, se sienten incómodas, culpables y angustiadas. No piden ayuda porque no quieren ser consideradas “malas madres.” Los síntomas de depresión y ansiedad luego del nacimiento caen sobre la comunidad médica ya que las mujeres consultan con psiquiatras, obstetras, pediatras y médicos generales.

Ansiedad como síntoma de la depresión post parto

Suele ser aguda y se puede presentar en forma de temor a quedarse sola con el bebé por miedo a que este grite, no quiera comer, se ahogue, se caiga o se haga daño de cualquier otra forma.

Algunas madres deprimidas perciben a su bebé como un objeto. En vez de sentir que han dado a luz a la criatura más cariñosa y adorable del mundo se sienten distantes de su hijo, al cual perciben como un pequeño ser misterioso y extraño, cuyos pensamientos (de tener alguno) son insondables ycuyas necesidades yemociones deben ser en algún modo satisfechas. La tarea de la nueva madre deprimida que todavía no se ha "enamorado" de su hijo es realmente dura. Noobstante, el amor surge al final, cuando el niño es mayor y más interesante.

Sin embargo, la depresión postparto puede desarrollarse aún cuando el amor por el recién nacido sea intenso. En estos casos, la madre teme desesperadamente perder a su precioso bebé por no cuidarlo bien, porque no se desarrolle adecuadamente, por una infección o bien teme que muera súbitamente. Un simple catarro puede causar una gran preocupación. La madre puede obsesionarse con el peso del bebé y alarmarse si llora demasiado o incluso si pasa mucho tiempo en silencio, llegando a pensar: ¿habrá dejado de respirar? Es frecuente que la paciente desee ser constantemente tranquilizada por su pareja, su familia, su médico o cualquier otra persona.

La ansiedad también puede hacer a la madre preocuparse por su propia salud. Puede sentir pánico cuando su pulso se acelera o si tiene alguna palpitación, llegando incluso a pensar que tiene algo malo en el corazón o que está al borde de un accidente cerebrovascular. En ocasiones se siente tan debilitada que piensa que tiene alguna enfermedad terrible y que nunca volverá a tener energía de nuevo. Estas sensaciones extrañas e inusuales le harán plantearse la pregunta ¿Me estoy volviendo loca? (La respuesta es NO).

El temor de quedarse sola con todas estas preocupaciones puede dar lugar a que incluso la mujer más capaz se sienta tan indefensa que no desee que su marido vaya al trabajo.

Es importante para los médicos entender que el embarazo, el trabajo del parto y la perspectiva para la madre de la responsabilidad amenazante de criar, atender, educar y hacer una persona de provecho de su nuevo bebé, indudablemente le crea un gran "estrés", aún a las más confiadas de las nuevas madres. Factores adicionales que operarían en la mamá podrían ser su grado de madurez, su capacidad para manejar "estrés", y su herencia emocional. Es lógico que se vea más en primerizas, donde las dudas e inseguridades son mayores y no ha habido experiencias previas que ayuden a fortalecer a la persona, dándole instrumentos adecuados para poder manejar las ansiedades que surjan. Sin embargo este proceso tan complejo, lo vemos también en las multíparas La mayoría de las mujeres suelen mejorar en algún grado al cabo de semanas, meses o incluso uno o dos años. Sin embargo, esto es a costa de un gran sufrimiento injustificado.

La depresión postparto hace de la maternidad una mala experiencia y dificulta la relación entre la pareja. De forma que lo mejor es detectar lo antes posible este trastorno para tratarlo precozmente.

Fuente: depresion.psicomag.com

Depresion Y Alcoholismo

El alcoholismo parte de factores genéticos, psicosociales y ambientales. A menudo se convierte, en ti, en una enfermedad progresiva y fatal, en la que es fácil detectar cómo:

  • Empiezas a perder el control sobre tu manera de beber.
  • Te sientes preocupado y ansioso cuando te falta el alcohol.
  • Consumes “a lo bestia” aún cuando conoces las consecuencias negativas que ello tiene.
  • Distorsionas tus pensamientos y la realidad, negando lo que te está ocurriendo.
Y lo peor es:

Que mientras más tomas y más pasa el tiempo, más alcohol necesitas para sentirte bien. A esto se le llama fenómeno de la tolerancia que significa que tu cuerpo va creando defensas hacia el alcohol y conforme crece tu grado de adicción, tendrás que ir aumentando cada vez la cantidad y la frecuencia de tus consumos para obtener el mismo efecto de happiness… Por eso el alcoholismo es una enfermedad progresiva.
¿Conoces todos los pasos por los que pasa el que se quiere recuperar de la enfermedad del alcoholismo?

¡Qué más quisiéramos que esto fuera como un resfriado y se pudiera curar con una camita caliente y un buen caldo de pollo! Sin embargo, es tanto el daño que le has hecho a tu cuerpo, que la recuperación implica algo un poco más elaborado, pero no por ello tormentoso.

Si es tu caso, y en verdad deseas desintoxicarte y liberarte de esa adicción, tienes que dar un paso fundamental para iniciar el proceso de tu recuperación: aceptar que eres alcohólico y que el alcoholismo es una enfermedad familiar, física, mental y espiritual. Una vez superada esta fase viene lo bueno: acudir a un centro especializado de rehabilitación para que te den la ayuda que necesitas.

El tratamiento consta de 3 fases:
  • Fase 1: Evaluación (7 a 10 días)Durante esta etapa, se te harán varias evaluaciones que van desde lo físico y lo mental hasta lo emocional, pasando obviamente, por lo espiritual. También, te realizarán una desintoxicación, exámenes de laboratorio; sacarán tu perfil psicométrico; te darán un plan nutricional y te elaborarán un plan individual de tratamiento.Tu familia, por su parte, recibirá una plática introductoria, les harán una entrevista de antecedentes para ver si existen factores que pudieron contribuir a tu situación y se les realizará una evaluación y un diagnóstico familiar; finalmente, también a ellos les harán un plan familiar de tratamiento.
  • Fase 2: Tratamiento primario (4 a 6 semanas)Durante esta etapa recibes terapia individual y de grupo; pláticas educativas, médicas y psicológicas; participas en dinámicas grupales como cine debate, técnicas de manejo de estrés y realizas actividades físicas; se continúa con el plan nutricional balanceado y se les introduce al programa de 12 pasos de las juntas de Alcohólicos Anónimos (AA) y Neuróticos Anónimos (NA).Tu familia también tendrá que integrarse a las dinámicas, terapias y semanas familiares; las conferencias educativas, las sesiones de autoayuda y de reintegración.
  • Fase 3: Tratamiento continuo (un año)Finalmente, durante un largo periodo se te hacen evaluaciones continuas y un seguimiento individual; sigues participando en terapias grupales y grupos de prevención de recaídas; eres asesorado por AA o NA, según lo necesites y contarás con una psicoterapia individual (la cual es opcional).
Tu familia será sometida a evaluaciones y se le hará un seguimiento individual; participará en terapias grupales y contará con la asesoría de grupos de autoayuda, además de la psicoterapia individual (opcional) y terapia familiar (opcional).

Si tienes en cuenta que excederte en el alcohol puede tener graves repercusiones en tu vida, te evitarás muchos problemas. A partir de ahora, haz un mejor uso de tu voluntad, tu razón y obviamente, de tu forma de beber.

Fuente: depresion.psicomag.com

Como ayudar a reconocer la depresión

El mayor conocimiento de la opinión pública sobre las características de la depresión asociado con una mayor capacidad del médico para tratar la enfermedad, puede reducir sustancialmente el número de pacientes deprimidos que se encuentran sin tratamiento.

Tal como se ejemplifica con esta lista de síntomas habituales de depresión, cualquier recurso educativo puede demostrar ser de utilidad para el paciente y su familia como introducción al conocimiento de la depresión, en un contexto de práctica médica no psiquiátrica. ¿Qué es la depresión? La depresión es una patología médica, una enfermedad tratable que generalmente incluye cuatro o más de los síntomas enunciados abajo. Si usted, o algún miembro de su familia, presenta cuatro más de dichos síntomas, si éstos son severos y duran una semana o más sindesaparecer, hable con su médico.

  1. Cambios en el ciclo del sueño: gran aumento del número de horas que duerme, dificultad en conciliar el sueño, despierta temprano en la mañana.
  2. Cambios en los hábitos alimentarios: come con exceso, o tiene pérdida del apetito.
  3. Disminución en el interés sexual.
  4. Pérdida de energía vital, mayor cansancio e irritabilidad.
  5. Padecimiento y dolores físicos inexplicados.
  6. Reducción en el placer por las actividades habituales; sentimiento de falta de interés por la vida.
  7. Dificultad para concentrarse y para tomar decisiones.
  8. Sentimiento de desamparo y de desesperanza; creencia que nada puede ayudarlo.
  9. Cambios en actitudes, especialmente pérdida de interés por amigos, familiares, empleo y entretenimientos
  10. Mayor tiempo dedicado a pensar en el pasado y en errores del pasado, sentimientos de culpa e ideas de muerte.
Fuente: depresion.psicomag.com

Acerca De La Depresión Infantil

La depresión que antes solo se diagnosticaba en personas adultas, está cada día haciendo sufrir también a los niños. Ya no son sólo los adultos los que se deprimen. La depresión infantil, según Cynthia Callahan, gerente de una clínica de orientación infantil, en Madera, puede surgir a causa de "cambios importantes y estrés”, como resultado de la pérdida de los padres, un divorcio, o problemas familiares, etc.

Aproximadamente el 5 por ciento de los niños de la población general padece de depresión en algún momento. Los niños que viven con mucha tensión, que han experimentado una pérdida o que tienen desórdenes de la atención o de la conducta, o discapacidades en el aprendizaje, o aún problemas de salud mental, corren mayor riesgo de sufrir depresión.

¿Mí hijo tiene depresión?
Seguro que en algún momento de la infancia de su hijo, alguna madre se ha preguntado eso. Lo primero que hay que decir es que cada niño es único en su forma de ser. Hay que conocer muy bien al niño y saber lo que es realmente normal en su comportamiento.

No hay que apresurarse a sacar conclusiones. Padres y profesores han de estar atentos cuando algún niño presente alguna de las siguientes características

  • está continuamente triste, llorando con más facilidad
  • pierde el interés por los juegos preferidos y por la escuela
  • se aleja de sus amigos y de la familia
  • presenta una comunicación pobre
  • se aburre y se cansa con facilidad
  • presenta menos energía o concentración
  • se queda irritable o demasiado sensible frente a pequeñas frustraciones, montando rabietas o berrinches con más facilidad.
  • se le nota extremamente sensible hacia el rechazo y el fracaso
  • expresa baja autoestima, depreciándose a ellos mismos
  • elige “finales tristes” para sus cuentos y representaciones
  • se comporta de una manera agresiva
  • se queja constantemente de dolores tales como de cabeza o de estómago
  • duerme demasiado o muy poco
  • come demasiado o muy poco
  • sufre una regresión, hablando como un bebé u orinándose en la cama
  • habla de suicidio
  • habla de escaparse de la casa
La depresión también afecta a los bebés
Con niños de hasta tres años, las señales para preocuparse empiezan cuando esos niños parecen tristes o decaídos aun cuando se les están consolando. Pueden, incluso, que se peguen desesperadamente a quien se ocupa de ellos o que dejen de comunicarse.

La depresión en esos niños está casi siempre conectada con el cambio o pérdida de la persona responsable de su cuidado, o cuando quien les cuida no es capaz de responder a sus necesidades.
La depresión en los bebés se ve reflejada en su estado anímico; lo que no quiere decir que el bebé llora porque está triste, sino que da la impresión de que está apático y sin ninguna iniciativa.

En cuanto a las señales que manifiesta el bebé, está el hecho que no rechace los brazos de un desconocido, significa que algo pasa ya que lo normal es que el bebé tenga angustia por la separación de su madre y se ponga a llorar. Otra señal se muestra cuando el niño no siente deseos de llamar la atención, ya que a esta edad lo normal es que el bebé quiera atraer la atención de las personas que lo rodean.

Las consecuencias que puede tener la presencia de un cuadro depresivo en el bebé son varias. Puede producir cierto retraso en el desarrollo como el inicio de la marcha más tarde de lo normal, el inicio del habla, tener problemas de sueño, somatizaciones frecuentes, enfermedades de tipo infecto-contagioso debido a una disminución de las defensas biológicas que permanecen más allá de todo cuidado, alteraciones en la alimentación que mantienen al bebé en un estado de decaimiento.

Qué se puede hacer en esos casos
No ignore los síntomas de depresión
Dé mas atención de lo normal a su hijo. Juegue con él y así le será más fácil hablar sobre sus problemas. Lea libros infantiles con temas relacionados, dibuje, pinte, construya un puzzle con su hijo. Debe dedicarle un momento especial y único y así, crear un ambiente más cercano y de confianza.

Hágale preguntas y esté atento a las pistas
Un niño en edad de escolarización primaria puede llegar a decir “soy tonto”. No se trata simplemente de apoyarlos diciéndoles que no lo son, pregúnteles sobre el porqué piensa que es así, si pasó algo en la escuela, etc. El niño podrá contestar diciendo que todo es una porquería. Y entonces pregúntele qué es lo que le parece malo. Lo importante es indagar sobre lo que piensa el niño. El niño necesita de atención, del interés por su parte.

Establezca y mantenga las rutinas
El niño necesita sentirse arropado por una disciplina. Se sienten colaboradores y partícipes cuando se establece un horario para cada actividad. Los “limites” los piden él. Por ejemplo: no existe nada más cálido y lleno de afecto como leer un cuento antes de dormir, y ser bien arropado en su camita. De esta forma estarás diciendo al niño que los problemas no son culpa de ellos. Que todo continua como antes y que él es importante para ti.

Esté atento por si el niño tiene estrés
Es necesario reevaluar el calendario diario de actividades del niño. Pregúntese si tu hijo no está haciendo demasiadas cosas. Si no le estás sobrecargando de actividades. Puede que el niño se siente cansado y estresado.

Tranquilice a su niño
Nada mejor que mimarlos y a la vez averiguar sobre su rutina. Estar pendiente sobre el tipo de comida que más le gusta, si duerme toda la noche, si necesita de nuevas actividades y rutinas.

Busque tratamiento médico en el caso de que su hijo empiece a aislarse, comportarse mal, o a hacer comentarios negativos sobre él mismo. Tendrás que confiar en su instinto. Si ves que su niño ha sobrepasado el límite de la normalidad, busque ayuda y apoyo medico. El diagnóstico y tratamiento temprano de la depresión son esenciales para los niños deprimidos. Comente el caso con el pediatra.

Fuente: guiainfantil.com

Depresión y suicidio infantil

El concepto de depresión infantil se forma como tal en 1987 como un conjunto de síntomas que forma un síndrome. Se establece que puede existir en todas las edades y como mínimo para poder hablar de ella la sintomatología debe durar alrededor de un mes.

La clínica destacable para la depresión infantil es la siguiente:

  • Afecta diferentes aspectos (nivel cognitivo, nivel afectivo, nivel motriz).
  • Se acostumbra a apreciar tanto el principio como el final.
  • Afecta el humor: el niño se siente triste, llora con facilidad, es incapaz de encontrar disfrute en diferentes cosas que antes le hacían sonreír.
  • En el aspecto cognitivo apreciamos que su cognición, sus pensamientos están distorsionados, parece haberse alterado la capacidad de comprensión y la capacidad de atención.
  • En el aspecto psicomotor se cansan sin motivo y su actividad desciende a pasos agigantados.
  • Se perciben también aspectos psicosomáticos: alteración del sueño, alteración en el comer, pérdida de apetito, cefaleas, vómitos, enuresis o dolores abdominales.
La prevención se hace muy difícil por impedimento en incidir en su entorno inmediato. Los factores de riesgo que deberíamos poder prevenir son:
  • Un entorno familiar desorganizado.
  • Depresiones de los padres.
  • Enfermedades psiquiátricas de los padres.
  • Situaciones escolares y sociales adversas.
  • Patologías orgánicas o psicológicas en el niño.
A lo largo de la historia diferentes modelos han tratado de dar explicación a la Depresión infantil. Podemos agruparlos en dos grandes bloques:
  1. Modelo Biológico
  2. Modelo Psicológico
El modelo biológico dice que la depresión infantil se produce por una alteración de los neurotransmisores y la manera de tratar será mediante la administración de psicofármacos.

En el modelo psicológico podemos distinguir tres corrientes:
  1. Psicoanálisis: Cree que la depresión se produce por la pérdida de un objeto. El objeto puede ser la autoestima o la muerte de un ser querido.
  2. Conductual: Se cree que la depresión infantil se produce por falta de reforzamientos.
  3. Cognitiva: Postulan que el niño se deprime porque tiene unas distorsiones cognitivas respecto a:
  • Sí mismo
  • El mundo que lo envuelve
  • El futuro
Para evaluar la depresión infantil debemos utilizar diferentes pruebas entre las que cabe destacar las siguientes:
  • Pruebas psicofisiológicas
  • Pruebas psicológicas dentro de las cuales destacamos:
  1. Escalas autoevaluativas como el CDI o el BIRLENSON.
  2. Escalas heteroevaluativas para que contesten los padres, otros adultos o inclusive sus propios compañeros.
  3. Entrevistas estructuradas como la DISC.
  4. Entrevistas semiestructuradas como la POZNANSKI.
El concepto de muerte en el niño se va adquiriendo progresivamente. Según Piaget, el concepto de muerte irreversible el niño no lo adquiere hasta los 12 años.
El niño potencialmente suicida tendría ideas patológicas de muerte; son niños que piensan más en la muerte que otros. A nivel cognitivo están mucho más desestructurados, viven los fracasos de forma más grave de lo que realmente es, sin encontrar vías alternativas de solución.

La conducta suicida pasa por cuatro fases:
  1. Ideación suicida.
  2. Amenazas.
  3. Intentos (de muy leves a muy severos).
  4. Suicidio consumado.
La frecuencia del suicidio consumado es pequeño por debajo de los 14 años, pero existe. Muchas veces son los propios padres los que no lo declaran como tal. El impacto para los padres es terrible tanto por el hecho en sí como por la sociedad que los señala. Esto provoca que a menudo se sienten culpables y nieguen el hecho hablando de accidentes, lo cual es menos traumatizante.

Es importante incidir en los factores de riesgo para prevenirlos. Destacamos los siguientes factores de riesgo inherentes en el propio niño:
  • Concepto de muerte.
  • Funcionamiento cognitivo (tipo de pensamientos).
  • Depresión.
  • Agresividad, hiperquinesia.
  • Falta de comunicación.
  • Motivacional.
El niño suicida tiene más variaciones en el concepto de la muerte, piensa más en ella como un fenómeno reversible.

El niño suicida vive el fracaso escolar como un fenómeno sin solución. Su capacidad de pensamiento es limitada y poseen visión de túnel lo que les imposibilita encontrar alternativas viables.

Algunas motivaciones inmediatas que provocan el suicidio infantil pueden ser los intentos de venganza, dejar de ser una molestia, el abuso o maltrato, cualquier síntoma de perturbación familiar.

Toda experiencia negativa de la primera infancia puede provocar el suicidio infantil.

La terapia a seguir frente a la ideación suicida es la cognitiva y si el entorno familiar es nocivo deberá separarse al niño se ese entorno perturbador.

- Gloria Marsellach Umbert - Psicólogo

Ansiedad, tristeza y vacío, las claves de estas fechas

Unos dicen que es un mito, mientras otros hablan de que se trata de una realidad incontestable. Es el síndrome posvacacional. Y aunque es cierto que la sociedad actual padece una irrefrenable tendencia a poner etiquetas algo excesivas, no es menos verdad que la mayoría de los trabajadores no vuelve precisamente eufórica a su puesto de trabajo. Ansiedad, tristeza y vacío son algunas de las claves de estas fechas.

El síndrome o depresión posvacacional se caracteriza por la inadaptación a la actividad laboral al regreso de las vacaciones. No sólo la vuelta es dura, sino que cada año lo es más, como si se tratara de una pendiente que nunca se acaba de superar.

En el peor de los casos, este síndrome puede desembocar en una depresión, pero eso ya serían palabras mayores. Los especialistas aconsejan afrontar este periodo con el mejor espíritu posible y, en cualquier caso, no tomar medicación alguna hasta que no pasen dos semanas. Es decir: pasar diez o doce días 'malos' tras las vacaciones no debe considerarse una enfermedad y sí como la consecuencia, más o menos lógica, de una adaptación a unas nuevas rutinas. Si el cuadro persiste después de esos quince días, entonces sí se aconseja acudir a la consulta.

Los expertos admiten que, en efecto, el síndrome posvacacional existe, pero matizan que casi nunca se alcanza el estado de depresión por esta causa. En el fondo, lo que más pesa, según explican, es un alto grado de insatisfacción laboral.

En cualquier caso, entidades como la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria aconsejan para estas fechas mantener una actitud positiva en general y evitar la ansiedad para poder sobrevivir mejor a estos días. Planificar las actividades, dice, resulta muy conveniente.

Fuente: ideal.es

Causas de la Depresión

La depresión puede ser de tipo reactivo (de afuera) o endógeno (de adentro). En el primer caso, constituye la respuesta hacia un estímulo externo que ocasiona duelo -la muerte de un ser querido o la pérdida de un trabajo-; sin embargo, cuando éste no logra superarse, se transforma en depresión y pierde relación con el estímulo inicial. En el segundo caso, se trata de procesos que nada tienen que ver con la realidad, la persona simplemente se deprime sin existir una causa real. Una tercera postura es la que considera que en una depresión pueden estar implicados ambos factores, tanto endógenos como exógenos, en distintas proporciones en los distintos pacientes. Realmente es difícil encontrar una alteración física que no afecte al estado de ánimo y viceversa. El estado de ánimo y el cuerpo solo se pueden desgajar teóricamente.

La base bioquímica y neurofisiológica de ambos tipos, sin embargo, es la misma, siendo el tratamiento farmacológico similar para los dos casos. Aunque no existe ningún antidepresivo que logre efectos antes de tres semanas, y ello parece deberse a la plasticidad del cerebro. Es necesario que el fármaco actúe durante algún tiempo para que las neuronas modifiquen la actividad de los receptores de la membrana, y en ocasiones el enfermo no puede esperar. Algunos tipos de depresión tienden a afectar miembros de la misma familia, lo cual sugeriría que se puede heredar una predisposición biológica. Esto parece darse en el caso del trastorno bipolar. Los estudios de familias con miembros que padecen del trastorno bipolar en cada generación, han encontrado que aquellos que se enferman tienen una constitución genética algo diferente de quienes no se enferman.

Sin embargo, no todos los que tienen la predisposición genética para el trastorno bipolar lo padecen. Al parecer, hay otros factores adicionales que contribuyen a que se desencadene la enfermedad: posiblemente tensiones en la vida, problemas de familia, trabajo o estudio.

En algunas familias la depresión severa se presenta generación tras generación. Sin embargo, la depresión severa también puede afectar a personas que no tienen una historia familiar de depresión. Sea hereditario o no, el trastorno depresivo severo está a menudo asociado con cambios en las estructuras o funciones cerebrales: Disminución del metabolismo del área prefrontal izquierda del Cerebro. Situación que se normaliza luego de los diferentes tratamientos.

Las personas con poca autoestima se perciben a sí mismas y al mundo en forma pesimista. Las personas con poca autoestima y que se abruman fácilmente por el estrés están predispuestas a la depresión. No se sabe con certeza si esto representa una predisposición psicológica o una etapa temprana de la enfermedad.

Fuente: depresion.psicomag.com

Depresión en la Mujer

La depresión se da en la mujer con una frecuencia casi el doble de la del hombre. Factores hormonales podrían contribuir a la tasa más alta de depresión en la mujer. En particular, los cambios del ciclo menstrual, el embarazo, el aborto, el periodo de posparto, la premenopausia y la menopausia.

Muchas mujeres tienen más estrés por las responsabilidades del cuidado de niños, el mantenimiento del hogar y un empleo. Algunas mujeres tienen una mayor carga de responsabilidad por ser madres solteras o por asumir el cuidado de padres ancianos. Los investigadores han encontrado que las mujeres de alguna manera están protegidas debido a que sus hormonas, como la progesterona, surten el mismo efecto experimental que las drogas antidepresivas un estudio reciente demostró que las mujeres predispuestas a padecer del síndromepremenstrual (SPM) severo se alivian de sus síntomas físicos y anímicos (por ejemplo depresión) cuando se les suprimen sus hormonas sexuales con una medicación.

Si se deja de dar dicha medicación, las hormonas se reactivan y al poco tiempo los síntomas vuelven. Por otro lado, a las mujeres sin SPM, la supresión temporal de las hormonas no les produce ningún efecto.

Fuente: depresion.psicomag.com

Depresion Infantil

Hay días en que los niños lloran continuamente, se enojan con frecuencia, no quieren jugar con sus amigos o se desconcentran a la hora de estudiar. Muy pocos padres se preocupan porque saben que puede deberse a un simple resfrío que se está incubando, o al cansancio de un día muy agitado.

Sin embargo, cuando estos estados de ánimo se perpetúan más allá de un par de semanas y se unen a otros síntomas como la disminución de la vitalidad y alteraciones en el sueño y la alimentación, puede tratarse de una enfermedad: la depresión infantil.

Si bien su origen puede obedecer a múltiples factores, lo que no varía
-según explica la psiquiatra infantil Constanza Recart- es que se trata de niños que lo están pasando muy mal, porque tienen una pena o dolor tan grande, que inhibe su desarrollo y altera alguna de las áreas de su conducta habitual, sea social o familiar.

Por esto, una de las señales que no se puede manipular es la mirada. Es una mirada que transmite esa tristeza. Por su parte, la sicóloga Claudia Cambiaso explica que los síntomas van variando dependiendo de la etapa de desarrollo. En los lactantes y hasta los tres años, se producen trastornos en los ritmos básicos, es decir la alimentación y el sueño que pueden aumentar o disminuir.

También se observa apagamiento del pequeño y evitación de la mirada, junto a una mayor irritabilidad y agresividad. Cuando ya se encuentra en etapa escolar, se agregan otros cambios como el aislamiento, no juega con sus pares; disminución de la concentración y rendimiento; baja autoestima, aparición de enuresis (hacerse pipí) y conductas fóbicas como no querer salir de la casa o no soportar despegarse de la mamá.

Pérdida o abandono

La aparición de la depresión puede obedecer tanto a factores individuales como sociales. Vivimos un tipo de vida que facilita el desencadenamiento de esta enfermedad. Colegios cada vez más competitivos y exigentes. Familias menos extensas con ambos padres trabajando fuera, debilitándose los vínculos afectivos y la comunicación. Mayor individualismo que se traduce en falta de grupos o redes de apoyo.

Esto no significa que todos los niños se enfermen de depresión. Son factores de riesgo que aumentan sus probabilidades, pero no la determinan. La depresión de uno de los padres o familiar directo eleva las posibilidades de sufrirla, puesto que el menor está inserto en un sistema que tiende a ella.

También la falta de contacto afectivo, que se puede traducir en sensación de abandono y baja autoestima ya que el niño siente que no es digno de cariño. Tanto en adultos como en niños, generalmente está asociada a pérdidas o abandonos. La muerte o alejamiento de una persona significativa, como el abuelo, hermano o su mascota, así como la separación de los padres, pueden detonar este trastorno. Los cambios de ciudad, colegio o casa también representan pérdidas. A juicio de la sicóloga Cambiaso, poder deprimirse como un proceso donde se elaboran las pérdidas es un logro, pues éstas deben ser experimentadas por el niño. Si a un menor se le muere su abuelo del que era muy regalón, sería preocupante que no manifestara su tristeza. Es lo que se llama depresión adaptativa.

Aquí la actitud de los padres es clave para que el niño pueda superar su condición. Si lo acogen, comprenden y empatizan con su dolor y pérdida, no será necesario recurrir a una psicoterapia. Por el contrario, si lo critican, ridiculizan o castigan, la enfermedad se agudizará.

En general los niños depresivos suelen ser detallistas, perfeccionistas y exigentes. Esto los lleva a agotarse y frustrarse más, lo que unido a otros factores puede detonar una depresión. Existe también la depresión mayor o severa en la cual los niños muestran prácticamente todos los síntomas y no pueden ser modificados fácilmente. En general son patologías que se arrastran por bastante tiempo y el tratamiento incluye psicofármacos, además de la terapiaindividual y familiar.

Cuando el niño está muy deprimido, los remedios son fundamentales porque levantan el ánimo, bajan el nivel de angustia, comienzan a tener una perspectiva más positiva de sí mismos y de su entorno.

En opinión de la psiquiatra Recart, la recuperación de esta patología es completa. Sin embargo, aumenta el riesgo de reincidencia debido a una forma adaptativa de reaccionar frente a situaciones adversas que ya está incorporada en la biografía del niño. Lo que no quiere decir que será depresivo toda la vida.

Algunos autores afirman que no hay continuidad entre la patología infantil y la adulta.

Cariño protector

La depresión no aparece porque sí, sino que se inserta en una red de relaciones que la hacen posible. Si se abarca esta red y se realizan transformaciones puede mejorarse. La sicóloga Cambiaso recomienda a los padres y profesores bajar el nivel de exigencia y aumentar los refuerzos positivos, porque el menor requiere otro tipo de contacto, más acogedor y amoroso. Realizar actividades recreativas es una buena idea para incentivar el contacto afectivo. A veces sólo basta estar presente en sus juegos o deportes.

También es muy importante expresar abiertamente el cariño, decir y demostrarles lo mucho que se los quiere y lo importantes que son.

Aunque es difícil hablar de prevención en una enfermedad tan compleja, sí hay elementos que protegen frente a situaciones adversas. Una buena armonía familiar, un clima positivo de confianza y acogimiento que estimule la comunicación, son elementos que facilitan la resolución exitosa de conflictos a todos sus miembros. Y lo más importante, que los padres estén atentos a las distintas señales que envíe el niño. Ellos son el factor más relevante en el tratamiento de la depresión infantil, y si buscan ayuda van a poder desarrollar las herramientas que necesitan para sacar de este estado anímico a su hijo.


Factores de riesgo

- Pérdidas o abandonos.
- Altas exigencias tanto familiares como sociales.
- Falta de contacto afectivo.
- Depresión de uno de los padres o familiar directo.
- Falta de redes sociales o grupos de apoyo.

Factores protectores

- Niveles de exigencia adecuados a cada niño.
- Aumentar lo lúdico.
- Buena comunicación.
- Aumentar los refuerzos positivos.
- Tener expresiones abiertas de cariño.
- Que los padres muestren sus emociones y dificultades cotidianas.
- Buena armonía familiar.

Síntomas por edad

0 a 3 años
- Trastornos de los ritmos básicos (alimentación y sueño)
- Apagamiento
- Evitación de la mirada
- Irritabilidad y agresividad

Etapa escolar

- Infelicidad prolongada
- Aislamiento, no juega
- Baja autoestima
- Enuresis (hacerse pipí)
- Irritabilidad
- Conductas fóbicas
- Baja concentración y rendimiento

Los más afectados

Principalmente se presenta en la adolescencia, entre los 12 y 18 años. Durante esta etapa, el joven busca consolidar su identidad y, al mismo tiempo, debe armonizar estas demandas personales con las sociales. Es un período de bastante cambio y crisis en el que no siempre cuentan con apoyo o sustento.
Se da por igual en ambos sexos. A partir de la adolescencia y en la adultez, es más frecuente en las mujeres.