Muchas veces escuchamos hablar de la autoestima; que alguien la tiene baja o dañada, que otro tiene demasiada, que su problema es su baja autoestima, etc.
Constantemente es utilizado este concepto por profesoras, psicólogas, orientadoras, médicos, etc, ¿pero le damos la real importancia a esta palabra y lo que implica?.
Tengo la sensación de que se ocupa mucho pero no se le da su lugar en nuestro diario vivir. No hemos advertido como un mal desarrollo de ella o por falta de estimulación, en algunas personas, trae grandes deterioros en su trabajo, colegio, en las relaciones interpersonales, en el respeto a sí mismo, en sus autoevaluaciones.
Consideramos Autoestima como un juicio personal sobre el propio valor, que se expresa en las actitudes que el individuo tiene hacia sí mismo. Dicho juicio conlleva a una autovaloración, con sus distintos matices, en términos de positito o negativo, malo o bueno, aceptable o rechazable, capaz e incapaz, bonito o feo, entre otros. Entonces vamos a enjuiciarnos, de esta manera, en distintos aspectos :
- En nuestros atributos personales: como valoramos nuestras capacidades, la apariencia física, aptitudes, logros, etc. Lo que se expresa en nuestra forma de enfrentar la vida diariamente, en como nos paramos frente al mundo y las personas que nos rodean, en como nos sentimos con nosotros mismos.
- En nuestra forma de relacionarnos: como evaluamos nuestra capacidad para contactarme con otros y sentirme cómodo; nuestras amistades, la relación con amigos, jefes, conocidos. La facilidad que tengo o no para relacionarme con otro y disfrutar con ellas. Incluye el cómo percibo que los demás recepcionan mi compañía y cercanía.
- En el poder que creemos tener: cuanto poder tenemos para influenciar sobre mi propia vida personal Lo cuál va a determinar si me atrevo o no a tomar decisiones, a llevar a cabo alguna actividad, a hacerme respetar o valer, a aceptar nuevos desafíos y a equivocarse.
Por la resonancia que tiene la autoestima en nuestras vidas, es que invito a quienes lean este artículo, que revisen la propia y las de sus hijos. Si ven dificultades pregunten, lean y si les preocupa, consulten. Mientras antes podamos estimular su buen desarrollo, menos es el tiempo en que el niño o adulto sufre y se siente mal.
Fuente: orientame.cl
0 comentarios:
Publicar un comentario